miércoles, 7 de marzo de 2012

5 mentarios, Messi

Con Alejandro Sabella, seleccionador argentino, como testigo, Lionel Messi ha firmado otra exhibición de talento en el Camp Nou, donde el Barça ganó 7-1. 
La Pulga le marcó cinco goles al Bayer Leverkusen. Los tres primeros, dignos de concurso. Cada uno, mejor que el anterior. El tercero, fabuloso, con la pierna diestra (la mala), picando el balón por encima del portero. 
No hay récord que se le resista al de Rosario, que se ha convertido en el primer jugador que logra cinco goles en un mismo partido en la historia de la Champions League. Este curso, se le puso entre ceja y ceja un registro histórico y con sólo 24 años, el delantero está a siete tantos del récord de César (ariete del Barça de Kubala), máximo goleador de la historia del club con 235 tantos. 
"Cuando Leo supere a César habrá que celebrarlo con un fiestón", terció Guardiola. Como dijo Pep hace unos días, es una suerte ser coetáneo de un futbolista como Lionel. 
Más allá de su talento, rebosante, el juego sigue divirtiendo a Messi como cuando su abuela Celia lo llevaba a jugar al potrero. Ante los alemanes, en cuanto el árbitro pitó el final del partido, el argentino se marchó raudo en busca del balón. El mejor jugador del mundo guarda en una zona exclusiva de su casa de Gavà (a pocos kilómetros de Barcelona) todas las pelotas con las que ha marcado más de tres goles. A él no le pasa como a Cristiano Ronaldo, que tras conseguir un hat trick frente al Málaga explicó que no se llevaba el balón a su domicilio porque ya no le cabían. 
"Lo importante es que se ganó", respondió modesto, el 10 del Barça cuando le felicitaron por su gesta. Así es el astro, un jugador al que Pep no puede dar descanso ni cuando su equipo gana por 4-0. Ante el Bayer, el técnico sustituyó a Xavi e Iniesta a la hora de partido; a La Pulga no porque el banquillo le enoja. 
Qué suerte poder ver jugar a Messi cada tres días, un jugador que, con el Barcelona, incluso cuando está mal, está muy bien. 
Un pequeño secreto, justo antes de comenzar el partido, el 10 se acercó al doctor del equipo para pedirle un analgésico: a Messi, el martes a la noche, le dolía la cabeza.


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